¡Por fin! Entre las compras navideñas, pensar los menús y poner la casa a punto para estas fechas especiales, he dejado para última hora una parte importantísima de la Navidad: ¡el turrón! Así que esta tarde, para compensar mi tardanza, he ido a comprar con el carro de la compra, porque en mi casa SE COME turrón. Y del bueno, así que me he ido a Ascaso, claro.
La misma idea que yo han tenido unas 20 personas que había delante de mí en la cola, pero lo bueno se hace esperar. Así he tenido tiempo de ir calculando cuánto iba a necesitar. Yema tostada para mi abuela, trufado de coco para mi hermana, yema imperial para mi madre, dulcey para mí… Porque con más de 30 variedades diferentes de alta turronería es difícil elegir.
En Ascaso tienen dos familias de turrones: base mazapán y base de chocolate. ¿Vosotros qué preferís?
Tengo amigas que dicen que el mazapán ni probarlo, que tiene muchas calorías, que es muy pesado, que es de viejos… Ay amigas, eso es que no habéis probado mazapán del bueno, y en su justa medida. El mazapán es el sabor de la Navidad por excelencia. En Ascaso elaboran todo su mazapán con almendra marcona española. Son untuosos,sí, pero con una textura delicada y deliciosa. Aquí encontramos grandes clásicos: el de nata-nuez, de Cádiz, yema-café, nata-yema-nuez, yema imperial… y el best seller Tres Cremas, el más vendido desde su creación en 1972. Un turrón que combina varios tipos de mazapán con tres cremas de mantequilla: una de sabor natural, otra de moka y otra de trufa.
También hay turrones innovadores en el universo mazapán. ¿Habéis probado el Camellia? Además de ser bonito está buenísimo. Imaginad: sobre base de mazapán, capas de yuzu (un cítrico muy conocido en Japón). En algunas capas el mazapán tradicional se mezcla también con té matcha y se alternan con otras capas de pasta de fruta natural yuzu-limón. ¿Os apetece, eh?
En el otro equipo tenemos los turrones de base de chocolate, hechos con chocolate Valrhona. Los más representativos son los trufados,que además este año tienen»traje nuevo». Cinco variedades para chuparse los dedos: pasión-pimienta rosa, coco, limón-menta fresca, café irlandés y frutas del bosque. Todos muy equilibrados, sorprendentes y ¡aptos para celíacos!
Otras especialidades de chocolate de más reciente creación son el Dulcey, el Yann y el Damasco. Estos dos últimos creados en colaboración con el pastelero francés Yann Duytsche.
El Damasco es increíble porque nada más morder, notas toda esa fusión de texturas y sabores que te llena la boca y solo quieres comer más. Está hecho con semillas de sarraceno, chocolate rubio Dulcey, ganache de chocolate Biskelia, albaricoques naturales y especias. Y es magnífico cómo se aprecia cada uno de sus ingredientes.
El Yann es un espectáculo solo mirarlo con su color rojo pasión. En su laboriosa producción se alterna una capa fina de mazapán con ganache de aceite de oliva virgen extra arbequina y chocolate blanco Ivoire. Encima se coloca una pasta de fresa natural, perlas crujientes blancas y el chocolate rojo inspiración fresa de Valrhona con un intenso sabor a fruta.
Por último el Dulcey, que lleva caramelo blando con un poquito de chocolate rubio Dulcey de Valrhona, praliné con manteca de cacao, sésamo y ganache de Dulcey. La historia de este chocolate rubio es muy curiosa. El maestro chocolatero francés Frédéric Bau preparaba una demostración para pasteleros de todo el mundo. Se olvidó el chocolate blanco al baño maría durante 10 horas. Cuando se acordó, el chocolate blanco había tomado un color dorado con sabor a leche caramelizada y galleta. Mmm, ¡bendito olvido!
¿Lo mejor? Que todas las variedades se elaboran sin conservantes, aditivos, ni aromas artificiales. Además, utilizan la menor cantidad de azúcar posible, como en todos sus dulces, aprovechando la dulzura natural de los ingredientes, usando fruta fresca o pasta de fruta en su elaboración.
Yo no me decanto por ningún equipo pues mis favoritos están en los dos bandos. ¿A quién le apetece un poquito de turrón?