Dos dulces de otoño donde la castaña es protagonista: Marron glacé y Castañas del Pirineo

El otoño tiene un aroma inconfundible: el de las castañas recién asadas. Un fruto noble, exquisito, de temporada, que nos recuerda que los días comienzan a ser más cortos, el viento más fresco y las sobremesas más largas. La castaña, con su delicado sabor, anuncia la llegada del invierno y se convierte en protagonista de cientos de elaboraciones que paladeamos con gusto en esta época del año.

En Pastelería Ascaso, ocupa un lugar muy especial en el obrador. Con ella preparamos dos dulces que son favoritos absolutos del otoño entre los clientes: el clásico marron glacé y nuestras exclusivas Castañas del Pirineo. Ambos distintos en su forma y en su historia, pero con un mismo corazón: la castaña, trabajada con mimo, técnica y esmero.

Marron glacé: una joya de la confitería

Marron Glacé

El marron glacé fue uno de los caprichos preferidos de la nobleza francesa del siglo XVIII. Pocos saben que antes de convertirse en un fruto refinado, sirvió de alimento a los más pobres en tiempos de hambruna. Su origen se remonta a la época de Louis XIV, en las tierras del sur de Francia que colindan con Piamonte (Italia), zona histórica del cultivo de castaños. Dicen que fue este rey francés quien “puso de moda” este dulce en la corte, que después pasaría a elaborarse en varias pastelerías de la región.

En Ascaso seleccionamos las mejores castañas que han sido envueltas en pares en una muselina y confitadas lentamente en almíbar con azúcar, glucosa y vainilla de Madagascar. Finalmente se bañan en glasa y se secan al horno. Así conseguimos el punto perfecto: un dulce rico, con un profundo sabor a castaña y con la suave delicadeza que también le aporta el confitado. Es apto para veganos. 

Castañas del Pirineo: un tesoro artesanal de Ascaso

Por su parte, las Castañas del Pirineo se han convertido en un identificativo único de nuestra pastelería en otoño. Se trata de un dulce, asimismo, de inspiración francesa, donde las llaman “Châtaignes del Bigorre”. En Ascaso las elaboramos desde hace más de 45 años siguiendo nuestra propia receta: partimos de una pasta y una crema de castaña maceradas en ron, que reposan durante toda la noche. Al día siguiente, troceamos la masa y moldeamos a mano cada pieza con forma de castaña, una a una. Tras una segunda noche de reposo, bañamos en chocolate Valrhona 70% cacao, lo que potencia aún más su sabor.

Pero no solo conquistan por el paladar. Su presentación es evocadora: un packaging de cuento, diseñado por la ilustradora Ana Cobos, recrea la recolección de las castañas entre los mil colores del bosque en otoño, trasladándonos, a través de la imaginación, a los paisajes de nuestra querida provincia, a esos Pirineos que le dan nombre, un territorio al que nos sentimos profundamente conectados y que inspira muchas de nuestras creaciones.

Este producto solo está disponible en nuestra pastelería de octubre a mayo, y es apto para veganos y celíacos.

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