Descubre por qué el roscón de San Blas de Ascaso es tan especial

Una tradición muy antigua guarda Ascaso con los roscones de San Blas. Aunque no se sabe bien ni cómo ni cuándo surgió, se sabe que alguna prestigiosa pastelería de la ciudad elaboraba de este modo su roscón entre finales del siglo XIX y principios del XX.

Una forma muy especial de prepararlo que se perdió durante un tiempo y que Vicente Ascaso, alma de nuestra pastelería durante más de 60 años, recuperó para seguir brindando a todos los oscenses (y hoy también, zaragozanos) este postre tan magnífico.

Para comenzar, no se parece al de Reyes ni tampoco al de San Valero y la crema se cuece dentro del roscón al mismo tiempo que el hojaldre. El proceso es como sigue: primero se divide el hojaldre – elaborado artesanalmente y de excepcional calidad – en láminas rectangulares. Después, cada lámina se copa de crema pastelera, se enrosca sobre sí misma formando un tubo y se unen los extremos, dándole la forma redonda típica de los roscones. A continuación, se hornea y una vez salido del horno solo queda decorarlo.

Durante el proceso de cocción, la crema reduce parcialmente su volumen, resultando en un postre crujiente, cremoso y aireado. Esto solo es posible gracias a que la crema resiste las altas temperaturas del horno, algo que sería impensable con la nata. Por eso, para los amantes del roscón tradicional de nata, también existen opciones…

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Roscón de nata y masa fermentada

El roscón cocido con crema en su interior es probablemente el más popular y peculiar de cuantos se consumen en estas fechas. Pero en Ascaso preparamos además otras dos variantes para que todos nuestros clientes encuentren su roscón. Así, tendremos disponibles de hojaldre “abiertos” y rellenos con nata, y de masa fermentada, muy parecido al de San Valero (con nata y decoración de almendra laminada y crema), aunque solamente en tamaño pequeño.

En tienda tendremos de todos ellos los días 1 y 3 de febrero, pero siempre recomendamos encargar con tiempo, en persona o por teléfono.

Sea cual sea tu roscón favorito, esperamos que puedas disfrutarlo el próximo San Blas, un santo muy venerado al que debemos encomendarnos para curar los males de la garganta, el oído o la nariz. ¡Especialmente en invierno, cuando somos tan propensos a los virus respiratorios! Por suerte, no hay nada que un buen roscón no arregle. ¡Delicioso!

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