Desde hace unas semanas, los escaparates de Pastelería Ascaso se han llenado de tentadoras figuras y huevos de chocolate, que lucen en todo su esplendor para una de las fiestas de más dulce tradición: la Pascua. Pero, ¿alguna vez te has preguntado qué relación tienen los huevos con la Pascua y la Semana Santa o por qué se regala este producto durante esta festividad?

Los huevos son elementos llenos de significado simbólico y son varias las teorías que determinan el origen de los huevos de Pascua, que tanto protagonismo tienen estos días en nuestros establecimientos de Huesca, Zaragoza y Madrid. En todo caso, hay que remontarse varios siglos atrás. Por un lado, hay quien atribuye esta tradición a las sociedades precristianas, para quienes los huevos representaban la vida, fertilidad y renovación (de ahí que tuvieran un importante papel en todas las celebraciones del inicio de la primavera, momento en el que la naturaleza sale de su letargo y despierta de nuevo a la vida).

Sin embargo, otras teorías fijan el origen de los huevos de Pascua en las leyes del ayuno y de la abstinencia cuaresmal. La Iglesia desaconsejaba comer este alimento, sin embargo, las gallinas, ajenas a este precepto, seguían poniendo huevos. La sobreproducción acumulada durante esos 40 días no se tiraba y se empezó a repartir y a regalar el Domingo de Resurección, último día de la Semana Santa y primero en el que el mandato del ayuno ya no regía. Comenzaba así una costumbre, que fue arraigando con el paso de los años y que ha llegado hasta nuestros días (aunque sea con variaciones).

En Pastelería Ascaso nos gusta mantener las tradiciones (especialmente las dulces). De ahí, que los huevos de Pascua, junto con las Monas, se conviertan estos días en las estrellas de nuestros mostradores. El mejor chocolate del mundo, el de Valhrona, es nuestra materia prima para elaborar huevos de diferentes tamaños y variadas y divertidas presentaciones. Y aunque todavía se mantenga en algunos lugares la tradición de regalar huevos de gallina, los huevos de Pascua de chocolate son, desde el siglo XIX, los preferidos (¡y no sólo de los niños!).